Ha sido desde tiempos medievales el corazón de la villa. El gran incendio de 1285, provocado por los almogávares durante el asedio de las tropas cruzadas comandadas por el rey de Francia, marca un antes y un después en la villa.
Hasta entonces, la Plaça Gran era sólo un espacio abierto dentro del recinto amurallado, pero con la reconstrucción de Peralada, en el siglo XIV, la plaza adquiere un mayor carácter de espacio público. Se construyen edificios con soportales en el lado oeste, como el actual Ayuntamiento, que a pesar de haber sido modificado conserva todavía vestigios de la época gótica.