En 1390, el vizconde de Peralada Felip Dalmau de Rocabertí cedió a la comunidad de monjas canonesas agustinas de Sant Bartomeu de Bell-lloc un solar al norte de la iglesia parroquial para qué edificasen un convento que permaneció activo hasta los años 70 del siglo XX; hoy es un edificio de viviendas.
Las excavaciones arqueológicas de 1989 pusieron al descubierto dos hallazgos importantísimos: los restos del antiguo castillo del vizcondado, una fortaleza carolingia llamada Castro Tolon que fue destruida en 1285 a raíz de la guerra entre los reyes Pere el Gran y Felip l’Ardit, y el único resto que se conoce hasta ahora de la muralla de un oppidum ibérico de los siglos V-III aC, es decir, de los primeros pobladores de este lugar, donde más de un milenio más tarde, se levantó la villa de Peralada.